10 de noviembre de 2011

La visibilidad del (nuevo) traductor


¿Segundas partes
nunca fueron buenas?
Esperando que sí
vuelvo a la carga
con este telón
de fondo
para mis ideas...

[Pequeño haiku de la autora
para coger aire... ]



Recabando información para esta entrada, me he dado cuenta, así casi sin querer, que lo que yo venía haciendo cuando creé esta bitácora hace unos años era difundir noticias rápidas sobre la traducción y la interpretación a la comunidad, ya que pensaba que no había suficientes sitios donde encontrar recursos interesantes para traductores e intérpretes. Si llego a ser un poco más lista, creo Twitter...
Desde entonces, ha llovido mucho y para bien. Y es eso precisamente lo que quiero reflejar en esta pequeña aportación. Hemos pasado de un universo individualista (sin más remedio) y en la sombra a una actividad plural y compartida. Para mí, es un motivo de celebración. Todos y cada uno de nosotros, redactores y lectores, traductores e intérpretes, estudiantes y docentes, hemos creado una nueva realidad donde antes había vacío. No obstante, los cambios de paradigma llevan consigo bondades y ventajas, además de algunos inconvenientes, como es evidente. Creo que aún nos encontramos en la fase de explosión y debemos dejar que el tiempo recoloque a nuestra comunidad en una posición fuerte y estable. Y acabaremos dominando el mundo... 

Uno para todos...

Atrás quedaron aquellos días en que el traductor y el intérprete estaban abocados a permanecer en el anonimato más allá de la búsqueda de clientela, buscarse la vida (y la información) lo mejor que pudieran y trabajar en un cierto aislamiento genérico que, mirando atrás, no se parece en nada al nuevo estilo de vida laboral que está adoptando el nuevo traductor 2.0. Las nuevas tecnologías nos han hecho «ser» para los demás, otorgándonos una identidad digital mucho más fácil de compartir y difundir. Esta adquisición de visibilidad no sólo nos relaciona directamente con otros profesionales de la traducción, sino que nos pone en contacto con expertos de otros campos, interesados y curiosos, estudiantes, empresarios... La comunidad se expande cada vez más y nos ofrece oportunidades de negocio con las que ni habríamos soñado de quedarnos aislados en nuestra batcueva.

... Y todos para uno

Con la difusión de la red de traductores e intérpretes aparecen sinergias, entendidas como colaboraciones novedosas y necesarias entre profesionales para formar equipos de trabajo. Podemos ser empresa, incluso sin constituirla formalmente, sólo con crear grupos profesionales informales: a nuestro alcance están traductores, revisores, maquetadores, gestores, subtituladores, localizadores y expertos en accesibilidad, entre otros muchos. Ahora es más fácil encontrarnos y conocernos, más económico ofrecer servicios integrales, más ventajoso trabajar sin tener que decir que no a un cliente por exceso de trabajo o por falta de conocimientos o experiencia en un perfil.
Hemos hecho realidad una idea que muchos consideramos utópica durante bastante tiempo: podemos garantizar perfectamente la calidad de nuestro trabajo siendo uno solo. Me explico: podemos cumplir, por ejemplo, la norma EN 15038 sin ser empresa. Si nos piden una revisión y evaluación obligatoria de nuestro trabajo por parte de terceros... ¿no disponemos de una comunidad de terceros inmensa, con referencias directas e incluso con los que hemos trabajado anteriormente en otras circunstancias? ¡Aprovechemos nuestra propia visibilidad y la visibilidad de los demás!


En la sociedad del conocimiento...

Nuestra profesión implica la recepción, lectura y transferencia de millones de documentos. Por lo tanto, resultaría ilógico que no ocupáramos un puesto destacado en la sociedad que denominamos "del conocimiento". La creatividad innata del traductor/intérprete al fin se está manifestando fuera del corsé de la palabra de otro. Nos estamos convirtiendo paulatinamente en creadores de contenido, lo que no solo nos enriquece como autores individuales, sino que acerca nuestras ideas a toda la comunidad.
Destacaremos la proliferación de publicaciones en forma de blogs o wikis, además de la casi inminente creación de una revista profesional especializada para traductores (Revista Traditori), que tienen origen en la voluntad individual o colectiva de compartir experiencias y matizarlas con nuestros comentarios. Se acabaron ya las quejas individuales: formamos una gran comunidad humavirtual independientemente de la existencia de distintas asociaciones de traductores e intérpretes, unidos por nuestras competencias profesionales, que no sólo buscamos el negocio en el otro.
Esta nueva realidad de traductor-autor/autor-traductor se manifiesta además en dos vías de difusión: 1) promoción del contenido para los traductores, intérpretes y afines que mencionábamos arriba; 2) promoción de nuestras capacidades ante posibles clientes. Si bien la publicación de nuestras ideas en una comunidad tan grande como es la nuestra, gracias al apoyo virtual, aumenta nuestra visibilidad individual y favorece el acceso y contacto más sencillo de los clientes, como impulsora de la idea de una traductosfera ventajosa para todos, me quedo con la creación de un contenido por y para nosotros.

...¿dónde nos encontramos?

El contacto virtual previo nos ha llevado inevitablemente a "querer más". El concepto de la "desvirtualización" está en todas las reuniones informales, las jornadas, los congresos especializados. La búsqueda de la actualización y la formación continua (impulsada en gran medida por el deseo de relacionarnos personalmente con otros compañeros) ha originado incluso la elaboración de varias agendas colectivas para profesionales de la traducción y la interpretación. Recomiendo en este caso las que consulto en mi caso, que son la agenda en Google Docs de Curri Barceló y la Agenda del Traductor de Elizabeth Sánchez.
Las ventajas para la comunidad son evidentes: nos animamos a participar en mayor medida si conocemos (o queremos conocer) a otros compañeros que asisten, contamos con referencias directas o podemos leer acerca de anteriores ediciones de un curso o un congreso y se fomenta la organización de nuevas actividades al ser los docentes más visibles en la red. Y, lo que es aún más importante, se está produciendo un acercamiento entre el mundo académico y el profesional, que han permanecido tanto tiempo separados. Se invita a profesionales del sector a exponer sus ideas en congresos académicos y, asimismo, estos propios profesionales van puliendo paulatinamente su capacidad de investigación y redacción científica para adaptarse a los requisitos académicos. Parece que este trasvase de contenidos se está desarrollando de forma positiva y espero que sirva para que ambas comunidades suban el listón y esto repercuta tanto en el mercado profesional como en la formación de nuevos traductores e intérpretes. La simbiosis entre docentes/investigadores y profesionales es esencial para lograr una formación equilibrada en el futuro.

Bondades de la visibilidad...

Lógicamente, la proliferación de recursos es magnífica para aquellos que empiezan a formarse o a desarrollar su actividad como traductores o intérpretes. Tienen a mano toda la información necesaria sobre aspectos profesionales, fiscales y empresariales. Y, si les queda alguna duda, pueden contactar con profesionales (que a veces son incluso ídolos) como nunca antes se ha podido hacer; se establece así un sistema de mentoring virtual, especialmente en los campos de mayor especialización.
Otra ventaja que empezamos a ver ahora que existe una gran comunidad de blogueros es que los contenidos se están diversificando mucho por el aparente agotamiento de temas. Todos no podemos contar lo mismo, y esta exigencia de creatividad está originando redactores muy especializados que, de tanto investigar en una materia, acabarán siendo incluso unos auténticos maestros.
Por último en esta breve enumeración, si bien me dejo miles de ideas en el tintero: lo más importante es que nuestra visibilidad individual es visibilidad colectiva de la profesión. Con muchos granos de arena se hará el desierto...

y algunas maldades también...

En primer lugar, vivimos un fenómeno de impotencia informativa, ya que no es posible leerlo ni conocerlo todo (amén de estar en todas partes). Algunos profesionales están viviendo una saturación excesiva, que podría hacer que volviéramos al modelo antiguo de "poco y bien".
Por otra parte, nuestra visibilidad incide directamente en el negocio de otros empresarios no lingüistas, que buscan beneficios rápidos con mínima inversión. Somos la gallina de los huevos de oro de algunos supuestos "gurús" de la traducción buena, bonita y barata. Han visto que nuestra profesión se demanda y es rentable y pretenden escurrirnos al máximo. Especial cuidado deben tener aquellos que empiezan de no caer en las redes de estos personajes que venden humo y que nada bueno tienen que aportarnos.
[Retomaré este tema en una entrada posterior por si te has quedado con ganas de saber más]

Moraleja:

Todos estamos llamados a subir el listón de la profesión que amamos.
Veo mejores alumnos, mejores profesionales, mejores investigadores, mejores docentes, todos con una idea en mente...