Un equipo de investigadores de la Universidad de Carolina (EE. UU.) ha llegado a esta conclusión tras realizar una investigación con familias en las que trabajan tanto el padre como la madre.
Estos resultados son el resultado de distintas pruebas como, por ejemplo, la observación de los juegos entre padres e hijos. Al cabo de un año, los niños cuyos padres dedicaban más tiempo a disfrutar con ellos de su tiempo libre tenían una mayor riqueza de vocabulario y eran capaces de aprender nuevos términos a mayor velocidad. El tipo de vocabulario de las madres no producía ningún efecto significativo.
Además del factor de género, los investigadores descubrieron que los niños que asistían a centros escolares durante tres años presentaban un mayor desarrollo potencial del lenguaje, aunque su riqueza era menor que los que permanecían en casa.
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